AMOR     

(Parte.1)

Tú eres el principal responsable de los componentes que elijas para el grupo de trabajo que tú representas, por lo que la responsabilidad recae contra tu persona.
A partir de ahí, vemos, que el mismo hecho de tenerlas a tu cargo, el rendimiento, la productividad que muestren, correrá por cuenta tuya, vamos, seas tú y nadie más el encargado de sacarles a todos y cada uno de este grupo de operarios el máximo partido posible.

Los resultados que en lo sucesivo se obtengan serán acorde con el nivel de profesionalidad que tú hayas adquirido al paso de los años, y esta sepas trasladarla a dicho equipo, tenerla mayor habilidad que se pueda en este apartado será fundamental.

Saber inculcarles en cada momento tus conocimientos máxime si sumados a los que cada cual por si mismo ya posee, como, que cuando los elegiste ya contabas con ello, con buscar de entre los mejores candidatos que en su día ya superaron la prueba con nota.
El rendimiento, la efectividad, de dicho colectivo ha de ser alto para más adelante que estas personas se adapten primero a un nivel individual y, después formen una piña.

Se dice que aquel líder que logra sacar lo mejor de cada uno de ellos es el que más valía atesora, que fue forjando a lo largo de su dilatada experiencia, pues, en un futuro medio-largo plazo, conseguirá por su excelencia con formar otros líderes, duplicándole por su ejemplo.

Hablamos de la suerte como una especie de que aquello que uno puede llegar a obtener en su vida dependa todo de este factor ¡de la suerte que esa persona tiene! ¡Fíjate, mira lo que ha conseguido! Etc..

Si nos fiamos de estos bípedos, no llegaremos a ninguna parte, observando que en su opinión su tipo de punto de vista muy particular y singular diría yo, argumentando, en el caso de haberse alguien sacado unos estudios, de haber subido de nivel de un cargo que antes ostentaba…. es cuestión de suerte. La suerte, es pretender que haciendo lo menos posible ingeniárselas para que de contrapartida recibir el máximo.

Nada en absoluto tiene, la gente que piensa así, un objetivo como propósito ambicioso que le resulte un reto alcanzar, ni existe tampoco una filosofía, ni siquiera ser auto exigente. Es más, nos debe servir de espejos todos y cada uno de los personajes célebres de la historia, en su diccionario particularísimo de vida, no figuraba la palabra suerte.

Soñadores, que gracias a su legado, al ejemplo que nos transmiten en la actualidad en sus respectivo campos, por los cuales lograron destacar en su época, son de un valor incalculable.

HAY DOS CAMINOS: PRIMERO, SEGUIR LAS HUELLAS QUE EN SU DÍA ESTOS CAMPEONES NOS REGALARON. SEGUNDO, ESPERAR UN GOLPE DE SUERTE, QUE EN TU GENERACIÓN AÚL TIENES SUERTE ¡ELIGE!

Una propuesta que te ilusione ya supondrá medio camino recorrido del itinerario total que te has marcado llevar a buen término.

La gente entusiasta la quieren el resto de los mortales que pernocten lo más próximos posible a ellos, pues esta clase de sujetos irradia energía, optimismo, tal que es como una especie de atracción la que todo su colectivo transmite.

Es este grupo de personas, que disfrutan en lo que hacen siempre y, por lo tanto, gozan de serie el privilegio de ilusionarse en que así se cumpla a cada paso que dan. Sus actuaciones son exitosas motivado a que proceden con estilo, una forma de ser que la han acuñado propia, y así, no se puede fracasar, por que se divierten logrando un hobby de oficio y resultados de profesional.

Estos individuos son sin excepción alguna en su totalidad en equipo de ganadores, por lo que han aprendido a hacerlo con alegría, pues consiguen sus objetivos gustándoles, y mucho, la tarea que desempeñan.

¿QUIÉN PUEDE PEDIR MÁS? ¿DE QUE OTRA MANERA VAS A LLEGAR TAN ALTO? ¿Quién SE NIEGA A PASAR EL RESTO DE SUS DÍAS DE ESTE MODO CUANDO ESTÁS HACIENDO PLENO?

La persona visionaria posee la facultad de saberse rodear con los que se convertirán en un futuro no muy lejano en sus estrechos colaboradores. Estos bípedos son los que más destacan en la sociedad por ser altamente efectivos en sus correspondientes áreas, los cuales se han distinguido por ser los mejores en sus respectivas parcelas. Llegan a ser líderes por todo ello, se doctoran en la habilidad de lograr el éxito, cuando así se lo proponen, que es casi siempre, sin que nada ni nadie haga mella de manera que puedan influir significativamente en su progreso.

La experiencia ya adquirida tiene mucho que ver pues resulta vital en este tipo de gente, pues los ha ido formando y curtiendo con sus virtudes, también con sus defectos, que ellos conscientes de esta realidad, que poco a poco fueron forjando a lo largo y ancho de su trayectoria profesional.

Esta clase de individuos son campeones por naturaleza, porque estos en su día ya eligieron que querían vencer y, de que manera lo consiguieron, por lo que estaban diseñados para hacerlo. Su programación pasaba sin lugar a dudas, por alcanzar la victoria y, ganaban sin remedio, lo tenían claro, entre ceja y ceja. Aquí no cabe la casualidad, existe una causa de peso, que tiempo atrás plantaron como semilla y que en la actualidad cosechan sus frutos, unos frutos, los cuales están recibiendo con toda justicia, por sacrificio, por persistencia, por disciplina, por sencillez, por carácter, por esperanza y, sobre todo, por confiar en sí mismos.

Con un arduo trabajo, sin desmayos, hasta las últimas consecuencias, será indudablemente el que te catapultará una vez por todas al estrellato, al saborear las mieles de éxito. Esta es la versión y, no otra, la que provocará de manera infalible transportarte a donde tus sueños, sean cuales fuere, se hallen. La cima está muy poco transitada y, está reservada única y exclusivamente para todas aquellas personas que verdaderamente estén dispuestas a recorrer siempre que proceda UN KILÓMETRO EXTRA.

Han de estar convencidos, pues así lo entienden, de dar lo mejor que puedan dar de si mismos, a hacer oídos sordos a los llamados detractores que quieren apearte de tu camino. Sería un despropósito que tu consiguieras tu anhelo, pues a ello, ellos, aparcarían en otro lado, es decir, los dejarías en mal lugar y, fíjate lo orgullosos que se sienten de ir cargándose a sujetos soñadores que desean un día en el futuro conseguir sus retos.

Todo es cuestión de tiempo, la fe y también la creencia en nuestras capacidades innatas se ocuparan del resto, siempre la inestimable supervisión nuestra, para que nada falle, como si se tratara del chófer de mayor experiencia, que se dispone a conducir el vehículo que lleva con firmeza, asegurándonos de este modo nuestro destino por un feliz viaje.

Sólo tú podrás convertir aquel accidente ocurrido en el pasado, fuera tan sólo un incidente que se tenía que producir, y punto, sin más importancia. Este traspié, no podrás hacer nada por evitar, por lo que no estaba, no se encontraba humanamente a tu alcance, que pudieras tú variar de dirección, aunque sí lo que pudieras pensar al respecto, sobre lo acaecido. Circunstancias de este tipo es natural que se den queramos o no, sean de nuestro agrado o todo lo contrario, el caso es que ahí van a continuar estando, es condición sin ecua non. Hablamos de reglas, de leyes universales que se nos escapan de las manos a los mortales de a pie, seguirán como ya lo hicieron con anterioridad desde que el hombre es hombre.

Veremos al paso de los años –si continuamos- aquella situación que vivimos en el pasado como una simple anécdota, comprendiendo en ese momento que para nada iba a ser un contratiempo e influir lo más mínimo en nuestras aspiraciones. La auto confianza que mostraremos hacia el asunto iba en grado sumo a determinar nuestro devenir en el proyecto que con tanta ilusión habíamos emprendido.

“LA FORTALEZA INTERIOR NUESTRA NOS HARÁ CON TOTAL SEGURIDAD INVENCIBLES”.